miércoles, 2 de abril de 2014

Lo sucedido en el Municipio avergüenza a la comunidad algarrobina.

He quedado sorprendida en una primera lectura rápida de lo que relata la vecina Miriam Núñez sobre el incidente provocado por el alcalde en una sesión del Concejo Municipal de Algarrobo (omito ahora, la palabra “Ilustre”). Pero, luego de volver a leerlo, lo he encontrado indignante e impropio de quien es la máxima autoridad de la comuna. Cuando se ufane que fue elegido por una aplastante mayoría, ahora tendrá que entrar en la cuenta regresiva en que las mujeres nos hemos sentido ofendidas por el trato dado a una vecina que seguramente por la miopía y sordera que está sufriendo el alcalde, cree que por ser ella una mujer de origen modesto y sin estudios superiores puede pasar a llevarla en su dignidad.

Lo menos que esperamos es que pida disculpas públicas y también aclare su decisión de cortar la grabación de lo que estaba por decir o ya había empezado a decir. Si es así, debiese insertarse esa parte en el acta de la sesión con la expresa mención que el propio alcalde ordenó cortar la grabación con lo que iba a seguir diciendo. Hay una actitud de hipocresía cuando afirma a diario que él habla con la verdad y actúa con transparencia, pero oculta lo que dice cuando no le conviene.

La vecina de Mirasol, Miriam Núñez debe sentirse orgullosa por su valentía y coraje para defender en forma pública a sus vecinos y vecinas, que como acontece en Algarrobo, viven en el temor de perder beneficios, granjerías, invitaciones, bonos, becas, subsidios y todo lo que reparte el municipio como lo fue en la época de los grandes patrones de fundos. La diferencia está en que todo ello salía de los bolsillos de los patrones y ahora, sale del fondo municipal llevándose los aplausos y votos unos pocos que se repiten en los cargos, paseándose como filántropos.

 Isabel Rodríguez D.


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